Vicky era la nueva secretaria del director de la empresa. Sin duda eso era empezar con buen pie. A pesar de ser un gran puesto no estaba demasiado bien remunerado, o al menos no lo estaba para que Vicky pudiera pagar mensualmente las deudas heredadas y poder comer. Pero algo es algo, y al menos Vicky había conseguido un puesto de trabajo más o menos acorde a sus estudios y así podría al menos introducirse en ese mundo e ir sobreviviendo mes a mes. Rafaela se puso muy contenta cuando Vicky le dio la noticia, tanto que incluso pareció mejorar de su enfermedad.
Los días pasaban y Vicky se adaptó rápidamente a la empresa y a su nuevo trabajo. No obstante caía rendida cada noche después de los ajetreados días en la oficina y sus largas tardes ocupándose de las tareas de la casa y de su madre.
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